Finalmente después de trabajar un mes en Medellín, me decido convencidamente por el proceso. En el claro convencimiento que el verdadero consenso, aquello que da sentido a este oficio es, para mí, el proceso de construcción, la investigación que supone y el hecho de compartir y jugar utilizando estos procesos y sus herramientas. El resultado no me interesa, la comercialización me aburre.
A la vuelta de Medellín, lo tiro todo a la basura, tomo simplemente la malaquita y el carbón. Hace 3000 años muchas civilizaciones unían pequeños gránulos de oro y de plata con los cuales realizaban auténticas maravillas.